La enfermedad de Cushing es un trastorno endocrino (hormonal) que suele presentarse en perros de edad avanzada: normalmente a partir de los 6 años y, sobre todo, en perros que superan los 10.
Se describe como Síndrome de Cushing el conjunto de síntomas y de alteraciones biológicas que son causadas por un aumento excesivo de cortisol en el organismo del perro. El exceso de cortisol, hace que el sistema inmunitario se debilite. Por causas desconocidas, algunos perros desarrollan tumores, ya sea en las glándulas adrenales o en la hipófisis que controla a estas glándulas, y esto hace que el nivel de cortisol en sangre aumente desmesuradamente.
Las causas de ese exceso de cortisol en el organismo del perro pueden ser diversas:
1. La hipófisis o glándula pituitaria segrega demasiada hormona corticotropina (ACTH):
La hipófisis se encuentra situada en el cerebro, en la base del cráneo, y es una glándula endocrina que segrega hormonas encargadas de regular la estabilidad del organismo del perro (homeostasis). Es la encargada de estimular a las glándulas suprarrenales para que segreguen corticosteroides. El mal funcionamiento de la hipófisis puede llevar a un Síndrome de Cushing en perros. Entre el 80% y el 90% de los casos de hiperadrenocorticismo espontaneo se deben a un tumor o una hipertrofia en la hipófisis.
2. Mal funcionamiento de las glándulas suprarrenales o adrenales:
Las glándulas suprarrenales son pequeñas glándulas situadas en la parte superior de cada riñón. Producen hormonas que son imprescindibles para el organismo del perro, incluyendo hormonas sexuales y cortisol. El cortisol ayuda a responder ante una situación de estrés y tiene, además, muchas otras funciones importantes relacionadas con el metabolismo de la glucosa, la regulación de la presión sanguínea, el mantenimiento de un sistema inmune sano, la regulación de la función de la tiroides, etc. Los trastornos de las glándulas suprarrenales provocan que sus glándulas produzcan demasiadas o no suficientes hormonas. En el síndrome de Cushing, en concreto, se produce demasiado cortisol. El 15%-20% de los casos de Síndrome de Cushing en perros es debido a un tumor o una hiperplasia en las glándulas suprarrenales.
3. Cushing iatrogénico:
Es la causa menos común y se da como consecuencia de un tratamiento farmacológico con glucocorticoides, corticoesteroides y medicamentos con progesterona -o derivados- mal pautado. Es decir: puede que un perro que está siendo tratado por otra enfermedad con este tipo de fármacos reaccione presentando un Síndrome de Cushing ya que su producción de cortisol se ha visto afectada. Como hemos explicado, es la causa menos frecuente ya que los veterinarios suelen tener en cuenta el riesgo y pautan tratamientos que no deriven en este síndrome.
El Cushing es muy común en perros, ya que son muy sensibles al efecto de los glucocorticoides pero también se ha detectado en otras especies como hurones, gatos, caballos, vacas, ovejas y personas.
Síntomas de la enfermedad de Cushing
Los sintomas del hiperadrenocorticismo canino aparecen generalmente de forma lenta y progresiva y esto hace que sus propietarios con frecuencia lo atribuyan a que el perro esta envejeciendo y nada mas. Por tanto, cuando acuden a consulta, la mayoria de los perros con Cushing llevan ya meses padeciendo la enfermedad.
La confirmacion del diagnostico es relativamente sencilla en animales con hiperadrenocorticismo moderado o avanzado, pero puede resultar mas dificil en perros con hiperadrenocorticismo leve. El diagnostico del Sindrome de Cushing en casos leves no es una urgencia y es preferible esperar a que la sintomatologia sea evidente y repetir las pruebas antes que realizar un falso diagnostico en un animal que realmente no tiene la enfermedad.
En realidad, no existen signos clinicos especificos del Cushing en perros, pero si un conjunto de ellos que indican que el perro puede estar padeciendo este sindrome. Estos son los mas comunes:
- Poliuria: el perro orina mas de lo normal o con mayor frecuencia de la habitual.
- Polifagia: el perro tiene un apetito fuera de lo normal.
- Polidipsia: el perro tiene mas sed de la normal, incluso cuando no hace calor o no ha hecho ejercicio.
- Fatiga
- Estrias en la piel.
- Acne, seborrea y otros problemas cutaneos.
- Vientre abultado y penduloso debido a la acumulacion de grasa y el adelgazamiento de las paredes del vientre.
- Atrofia muscular.
- Las heridas tardan en cicatrizar mas de lo normal.
- El aumento de cortisol hace que el perro tenga un sistema inmune mas debil y, por tanto, puede contraer enfermedades diversas con mayor facilidad.
- Signos neurologicos: cambios del comportamiento del perro.
- Jadeo incluso cuando el perro esta descansando
- Adelgazamiento y oscurecimiento de la piel
- Vasos cutaneos dilatados y manchas o eritemas en la piel.
- Perdida de pelo en la cara y tronco del abdomen y codos. En estados avanzados de la enfermedad puede extenderse a la cabeza e, incluso, invadir todo el cuerpo. Es comun que los perros pierdan la piel de la cola.
Tratamiento
La mayoría de los veterinarios tratan la enfermedad de Cushing de tipo tanto suprarrenal-dependiente como hipófiso-dependiente con medicamentos. La única forma de “curarla” es extirpando el tumor suprarrenal, cuando es suprarrenal-dependiente y no se ha extendido. Sin embargo, dada la complejidad y los riesgos de la cirugía, la mayoría de los casos son tratados con medicación. Las técnicas quirúrgicas para extirpar los tumores hipofisarios en los perros están bajo estudio, pero la cirugía no es una opción ampliamente disponible.
Aunque la enfermedad de Cushing por lo general es un padecimiento de por vida, normalmente puede controlarse con tratamiento a base de Trilostano. Es importante que al perro lo vea un veterinario regularmente y lo someta a análisis de sangre periódicos para determinar y ajustar la dosis. En general, los análisis de sangre frecuentes son solo necesarios durante los primeros meses del tratamiento.
El Trilostano actúa frenando la producción de cortisol en las glándulas suprarrenales. En los estudios sobre el fármaco, los efectos secundarios más comunes fueron vómito, falta de energía, diarrea y pérdida de peso. La seguridad y eficacia del trilostano quedó demostrada en varios estudios. El éxito se midió mediante mejoras tanto en los resultados de los análisis de sangre como en los síntomas (niveles de apetito y actividad normales, y una disminución del jadeo, la sed y la micción).
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